Lunes día 6 de junio nos encontramos en la parada Pont d’Esplugues a las 7:30 donde cogimos un tranvía dirección Palau Reial. Una vez allí cogimos la línea verde hasta Paseo de Gracia. Sólo salir de la boca del metro nos encontramos entre Aragó y Consell de Cent, casa Batlló.
El plà de l'eixample concedido por Cerdà empezó a lo largo de la primera mitad del siglo XIX, la industrialización había originado una gran necesidad de mano de obra en Barcelona. La ciudad se convertió en un recinto apretado donde la calidad de vida era tan degradante que provocaba constantes revueltas. La densidad llegó a los 890 habitantes por hectárea, casi el triple de las ciudades como París o Madrid y diez veces la de Londres. Las calles tenían una anchura mediana de 4 metros y las edificaciones a menudo estaban tan próximas que se podía pasar directamente de la azotea de un edificio a otro. Cerdà había levantado un plano topográfico del Plano de Barcelona y lo aprovechó para redactar en 1855 un anteproyecto de ensanche de la ciudad. Este anteproyecto mostraba ya las líneas generales del que sería el "Proyecto de Reforma y Ensanche de Barcelona" (1859) hecho por encargo directo del Ministerio de Fomento. La ciudad planificada por Cerdà era descentralizada, sin diferencia entre centro y periferia; abierta, con calles anchas, islas abiertas, jardines, edificación baja e igualitaria, sin clases sociales separadas. Cerdà quería dar prioridad al contenido por encima del continente. El Proyecto de 1859 organiza la ciudad nueva en una trama octogonal de calles de 20 metros de anchura y con vías de 50 metros que servirían para poder atravesarla y comunicar las poblaciones vecinas. El espacio entre los vehículos y el peatón en la calle también se reparte a partes iguales: aceras de 5 metros y calzada de 10 metros. Para facilitar el movimiento y la circulación a los cruces introduce los chaflanes, de forma que las islas de casa pasan de ser cuadradas a octogonales.
Los edificios fueron pensados como viviendas plurifamiliares de cuatro pisos de altura máxima, levantados a sólo dos de los lados de cada isla y con espacios ajardinados entre ellos. Para hacer realidad el igualitarismo entre las diferentes zonas, propone la división de la ciudad en agrupaciones de barrios (5 x 5 islas), distritos (10 x 10 islas) y sectores (20 x 20 islas) de forma que cada una de estas áreas tengan los mismos servicios y equipamientos (jardines, escuelas, mercados...) independientemente de su localización.
El plà de l'eixample concedido por Cerdà empezó a lo largo de la primera mitad del siglo XIX, la industrialización había originado una gran necesidad de mano de obra en Barcelona. La ciudad se convertió en un recinto apretado donde la calidad de vida era tan degradante que provocaba constantes revueltas. La densidad llegó a los 890 habitantes por hectárea, casi el triple de las ciudades como París o Madrid y diez veces la de Londres. Las calles tenían una anchura mediana de 4 metros y las edificaciones a menudo estaban tan próximas que se podía pasar directamente de la azotea de un edificio a otro. Cerdà había levantado un plano topográfico del Plano de Barcelona y lo aprovechó para redactar en 1855 un anteproyecto de ensanche de la ciudad. Este anteproyecto mostraba ya las líneas generales del que sería el "Proyecto de Reforma y Ensanche de Barcelona" (1859) hecho por encargo directo del Ministerio de Fomento. La ciudad planificada por Cerdà era descentralizada, sin diferencia entre centro y periferia; abierta, con calles anchas, islas abiertas, jardines, edificación baja e igualitaria, sin clases sociales separadas. Cerdà quería dar prioridad al contenido por encima del continente. El Proyecto de 1859 organiza la ciudad nueva en una trama octogonal de calles de 20 metros de anchura y con vías de 50 metros que servirían para poder atravesarla y comunicar las poblaciones vecinas. El espacio entre los vehículos y el peatón en la calle también se reparte a partes iguales: aceras de 5 metros y calzada de 10 metros. Para facilitar el movimiento y la circulación a los cruces introduce los chaflanes, de forma que las islas de casa pasan de ser cuadradas a octogonales.
Los edificios fueron pensados como viviendas plurifamiliares de cuatro pisos de altura máxima, levantados a sólo dos de los lados de cada isla y con espacios ajardinados entre ellos. Para hacer realidad el igualitarismo entre las diferentes zonas, propone la división de la ciudad en agrupaciones de barrios (5 x 5 islas), distritos (10 x 10 islas) y sectores (20 x 20 islas) de forma que cada una de estas áreas tengan los mismos servicios y equipamientos (jardines, escuelas, mercados...) independientemente de su localización.
El nuevo centro urbano lo sitúa en la Plaza de las Glorias, desplazándolo del centro histórico de la ciudad vieja. El proyecto de Cerdà no fue muy acogido por las autoridades municipales ni por los propietarios de los terrenos donde se tenía que construir. El Ayuntamiento había convocado el mismo 1859 un concurso de Proyectos por el Ensanche que ganó el arquitecto Antoni Rovira y Trias, con una propuesta muy diferente de la de Cerdà. Éste planteaba una ciudad monometalista, con calles de 12 m de anchura máxima que convergían hacia el inicio de las Ramblas y pensada para ser habitada sólo por las clases altas. Los propietarios, su parte, consideraban una barbaridad la escasa edificabilidad que permitía el Pla Cerdà, como un derroche del espacio y, por lo tanto, una traba innecesaria para conseguir el máximo beneficio. Por otra banda los arquitectos lo acusaban de monótono. Todo y esta oposición el gobierno central ratificó al 1860 el Pla Cerdà para urbanizar el nuevo ensanche barcelonés.
EL área aproximada del trapecio formado por diagonal, Paseig de Gràcia, Paseig de Sant Joan y Gran Vía es de 800.000m2 y su perímetro 3.500m.
Esplugues de Llobregat, nuestro pueblo, está muy relacionado con la arquitectura modernista. Para decorar los edificios de Barcelona fueron necesarias baldosas y azulejos elaborados en la Rajoleta, próxima a nuestro instituto. Su nombre comercial es Pujol i Bausis y su nombre popular La Rajoleta. Se inauguró en 1858 y se clausuró en 1960. Unos de los arquitectos modernistas que la utilizaron fueron: Graudi, Domenech y Montaner, Puig y Cadafalch, etc.